domingo, 12 de junio de 2011

No puedo creerlo, cuando ya creía que eras agua pasada, que te había olvidado, me topo con una vieja foto nuestra. Se me paraliza el cuerpo, se me olvidan las palabras y el corazón me va a mil. Entonces me doy cuenta de que sigo añorando tus miradas y tu voz, de que aún echo de menos los lunares de tu cara, tu pelo alborotado y cómo se ponían rojas tus orejas. ¿Es que no se acabará nunca este sentimiento? Me es imposible no pensar en el "qué hubiera pasado" y en el "y si...". Desgraciadamente siempre hay algo que me lleva de vuelta a ti, a recordar tu aroma, y nuestros largos silencios contemplando la luna. Cómo olvidarlo, si me acostumbre a ti, con tus imperfecciones, que te hacían aún más perfecto. Hasta que todo se volvió negro.  Y hoy, he encontrado la respuesta a mi eterna pregunta: 
- ¿Por qué no puedo olvidarte?
- Porque nunca quise hacerlo, tú me obligaste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario